El oficio de invertir

Nos encontramos en una situación donde las principales entidades financieras del país han lanzado en estos últimos meses más de 53 fondos garantizados, de renta fija o rentabilidad objetivo.

Nuestros estrictos criterios de inversión explican la baja rotación de nuestra cartera.

La esperanza de que el ritmo de las subidas de tipos de interés se modere pronto anima a los mercados de renta variable y la Deuda Pública.

Por mucho que estemos encima de los mercados financieros, estos no nos avisarán o darán la señal que estamos esperando para poder decidirnos a invertir.

Hemos aprovechado la excesiva compresión de múltiplos sufrida en compañías de la máxima calidad, para incorporar algunos nombres a valoraciones muy por debajo de su media histórica.

La desconexión entre fundamentos y valoraciones constituye una ocasión única para construir una cartera de acciones de máxima calidad.

El fondo integra consideraciones medioambientales, sociales y de sostenibilidad en los procesos de inversión.

Thorndike se propuso analizar el caso de ocho altos directivos, menos conocidos que Welch, pero que durante sus mandatos habían obtenido resultados realmente extraordinarios.

Nos adentramos en el último trimestre de este convulso año 2022, caracterizado por una elevada incertidumbre sobre el futuro de la economía y de las políticas económica y monetaria.

En función de los precios actuales y con nuestra estimación del crecimiento de los beneficios del conjunto de la cartera, esperamos que el fondo pueda doblar su patrimonio en cinco años.

La elevada volatilidad e incertidumbre dificulta  la previsión macroeconómica otorgando, una vez más, valor a nuestro estilo de inversión orientado a la selección de activos.

Tratemos de aislarnos de esas distorsiones, que anuncian elevadas rentabilidades futuras, pero que pueden nublar la visión del inversor.